Entrevista
Guillermo Holzmann: “Chancay será amenaza en la medida que no tengamos respuesta como país”
El analista estratégico y Magister en Ciencias Políticas de la Universidad de Chile conversó con Agenda Marítima para analizar los efectos que tendrá el próximo funcionamiento del megapuerto de Chancay en la industria portuaria y comercio exterior nacional. Además, repasa el escenario geopolítico mundial en un tiempo de máxima incertidumbre.
“El comercio exterior depende básicamente, por lo menos desde el punto de vista de un análisis estratégico y desde el caso chileno, de la demanda. Es más, para los países en desarrollo - como el caso de Chile - depende de la demanda de China y, a su vez, están tratando de asegurar que el acceso a los recursos que ellos necesitan no dependa de los regímenes que hay en cada país”. Así lo explicó el analista estratégico Guillermo Holzmann quien analizó la actualidad geopolítica mundial y local poniendo énfasis en los pasos del gigante asiático y principal socio comercial de nuestro país.
En conversación con Agenda Marítima, el académico de la Universidad de Valparaíso y Magister en Ciencia Política de la Universidad de Chile, se refirió a la pronta inauguración del puerto peruano de Chancay y los efectos que esto podría tener para el comercio exterior nacional. Además, analizó la actualidad geopolítica mundial y cómo afecta a la cadena de suministros de economías en desarrollo como la chilena.
En el caso específico de Chancay y la manera en que influye la posición de China sobre este proyecto, a juicio del analista hay un tema clave que es la negociación y cómo se hará uso, por parte de este país, de la infraestructura portuaria más grande de esta parte del continente. “En el caso de Chile, Chancay obliga a una reevaluación completa de nuestra infraestructura portuaria, los proyectos de ampliación, de nueva construcción, en los principales puertos del país van a tener que ser reevaluados y a su vez evaluar Punta Arenas porque esta zona se empieza a convertir en un foco geopolítico importante considerando que muchos de los buques actuales no están pasando por el Canal de Panamá”, explicó Holzmann.
¿El megapuerto de Chancay es una amenaza o una oportunidad para el la industria portuaria y el comercio exterior chileno?
Yo diría que Chancay es una realidad. Era una amenaza cuando China recién empezó a hacer las primeras gestiones en Perú, estamos hablando de hace cinco años atrás. Hoy día es una realidad y una realidad que es muy importante para China, del punto de vista de su visión de largo plazo en términos de asegurar acceso a recursos. No cambia el diseño que había en Chile que había hablado por varios años de ser el receptor de varios corredores bioceánicos de Argentina, Brasil y Paraguay para salir al Pacífico. Chancay cambia esa figura, cambia esa perspectiva o ese mapa que Chile se había construido de un futuro que ya no es. La visión que Chile tenía, desde el punto de vista de iniciación internacional, desde el punto de la perspectiva geoeconómica y comercial, sufre modificaciones porque estamos hablando de que Chancay ya es una realidad.
Si Chancay ya es una realidad, ¿cuál será el real nivel de amenaza y cómo podría afectarnos?
Va a ser una amenaza real en la medida que no tengamos una respuesta como país para poder acomodarnos o adaptarnos a lo que significa este megapuerto, y eso significa partir de lo más macro, la relación que queremos con China a futuro, la relación que queremos mantener con Estados Unidos futuro, hasta la infraestructura que queremos tener en nuestros puertos para poder ser subsidiarios de Chancay, pero es evidente que este megapuerto tiene una posición de dominio a nivel portuario.
Ahora en noviembre, para la inauguración de Chancay bajo el paraguas de la APEC, no resulta menor la visita de Xi Jinping a Perú. Un Perú que posee una economía informal mucho mayor que la chilena, pero que sin embargo es capaz de tomar decisiones estratégicas de certeza, debe preocuparnos. China concentra la demanda, pero además también concentra la parte importante de la producción que consumimos en los países, quizás en menor medida, pero no menos importante, en los países desarrollados, pero muy fundamentalmente en otros países. Insisto, Chancay es una realidad y el grado de amenaza va a estar directamente relacionado con la capacidad de adaptación que tengamos. Depende de nosotros el nivel de amenaza en que pueda convertirse.
¿La infraestructura ferroviaria que se proyecta en esa zona también es factor de preocupación para nuestro país?
Por supuesto. No te quepa la duda que a lo mejor a Argentina le conviene mucho más sacar sus productos por Chancay, pero con inversión ferroviaria de por medio, y lo propio Brasil. Entonces, acá el nivel de amenaza, el riesgo y amenaza para Chile desde el punto de vista geoeconómico y comercial, va a depender de cómo nos adaptamos a eso, cómo nos subimos a ese carro y de qué manera hacemos las inversiones necesarias con o sin China, y si es con ellos bajo qué condiciones y de qué manera negociamos otros tipos de inversiones con otros países.
Ahora, en lo macro. ¿Cuál es su visión sobre lo que está sucediendo en materia geopolítica a nivel mundial?
En términos de síntesis, diría que estamos en un momento de incertidumbre y complejidad a nivel global, por lo tanto, la certeza del largo plazo se diluye y los únicos países que tienen una capacidad de manejar esto son los que tienen objetivos de muy largo plazo, como China que creo es el líder en lo que es planificación de largo plazo, luego viene India y posteriormente Estados Unidos. Entonces, hoy día la visión del largo plazo es la más relevante. Los intereses de las potencias están en poder disminuir la dependencia, ser auto sustentables desde el punto de vista de acceso a recursos, y por otra parte todo lo que significa esta suerte de cambio de modo de producción basado en tecnología. Con ese panorama general, hoy día para lo que es el corto y mediano plazo, en virtud de la complejidad y la incertidumbre que tenemos que la geopolítica mundial, se pone el foco en la cadena de suministros.
¿Y qué pasa con las economías latinoamericanas, como Chile, que no tienen esa visión del largo plazo?
Esos países están permanentemente reaccionando. En el caso de países como Chile, que tenemos una posición geopolítica importante, el hecho de que estemos con planificaciones asociadas a los programas de gobierno cada cuatro años, claramente nos deja un tanto fuera de juego para poder mirar hacia el largo plazo, y el hecho de que el gobierno de Chile no tenga objetivos de largo plazo, deja al sector privado fuera de la ecuación de negociación, quedan sometidos a la ideología de quien triunfa.
Y acá tenemos todo lo que son las modificaciones al transporte marítimo, desde lo que son los tamaños de los buques - ahí se nos aparece nuevamente el puerto de Chancay – hasta el tema de los contenedores, en términos de lo que significa, más allá de que pueda o no disminuir el valor de los contenedores, es obvio que si se aprieta la cadena de suministro, evidentemente el flujo de contenedores, o sea, la disponibilidad de contenedores tiende a disminuir. Entonces, también hay todo un tema de cómo eso puede afectar las tarifas al transporte marítimo.
En ese sentido, ¿el cambio climático también entra en la discusión en cuanto a cómo podría afectar al comercio exterior?
Claro que afecta al comercio exterior porque las industrias o los puertos, que funcionan a nivel global y que son la base de este nuevo esquema de modo de producción basado básicamente en tecnología, y por lo tanto, que requieren no solamente recursos tradicionales, sino que recursos adicionales, junto con la energía, para hacer funcionar todo eso, tienen que ser amigables con el medioambiente, y eso tiene un impacto en los costos. El cambio climático se transforma en un desafío por una parte y un obstáculo por otro, por ejemplo, cuando es obstáculo tiene un impacto negativo desde el punto de vista medioambiental, para las inversiones, la reconversión de la industria, la apertura de nuevos focos industriales y de la industrialización en los países. Eso juega muy en contra a países como Chile, que se mantiene con una muy baja tasa de industrialización.