Los desafíos que enfrenta la infraestructura portuaria nacional ante el cambio climático

Los eventos meteorológicos extremos son cada día más habituales en el mundo.

Fuertes vientos, violentas marejadas y aumento en el nivel del mar son solamente algunas de las consecuencias que se están viviendo hoy día a raíz del cambio climático. Los puertos se mantienen en alerta y planificando cómo enfrentar estos eventos extremos.

El efecto del cambio climático está a la vista, y la industria portuaria no está ajena a esta realidad mundial. Temporales más intensos, eventos de vientos más potentes y marejadas más habituales son algunas de las características más evidentes que refuerzan el concepto de que el cambio climático es una realidad.

Uno de los temas más preocupantes en la industria portuaria tiene que ver con el aumento del nivel del mar, una situación que puede producir múltiples problemas como las inundaciones donde las áreas portuarias pueden enfrentar un mayor riesgo y que podría, eventualmente, afectar las operaciones y la seguridad de las instalaciones. Además, este aumento podría provocar la erosión de las costas, el debilitamiento de los diques y otras estructuras de protección.

Pero sin duda que uno de los aspectos que más afectan a los puertos son los eventos meteorológicos extremos, cada día más habituales en el mundo y en nuestro país. Basta recordar los intensos temporales de viento y lluvia que afectaron al país durante este invierno con condiciones climáticas más intensas de lo habitual que generaron marejadas ciclónicas y un oleaje extremo que mantuvo en alerta a todos los actores de la industria marítima-portuaria.

“En ese sentido, lo más relevante para la maniobrabilidad y la actividad de los puertos, es el oleaje”, señaló el subdirector de la Dirección de Intereses Marítimos y Medio Ambiente Acuático, Sigfrido Ramírez. El capitán de navío recordó que el año pasado ocurrieron más de cincuenta eventos de marejada en el país, lo que a su juicio “es un factor relevante respecto a que hay eventos con mayor frecuencia lo que incide directamente en la disponibilidad de los sitios”.

En su opinión, las instalaciones portuarias tienen que estar previendo que, efectivamente, van a estar sujetas a mayor cantidad de eventos de marejada que son significativos y que pueden implicar restricciones a las instalaciones portuarias. “Creo que es relevante que se anticipen a esta situación y trabajen en conjunto con nosotros las modificaciones en los estudios de maniobrabilidad para poder ir adaptando los parámetros de operación para esta nueva situación”, indicó.

“Creo que hay que pensar, definitivamente, que este cambio climático, aparte de las correcciones de los estudios de maniobrabilidad y lo que se pueda ir corrigiendo respecto a eso, tiene que ir amarrado, necesariamente, con infraestructura portuaria”, indicó durante su exposición en el seminario sobre infraestructura portuaria organizado por la Fundación Chilena del Pacífico.

Por ejemplo, el Puerto de San Antonio realiza obras de mejoramiento en el molo de abrigo que implican una millonaria inversión que buscan adaptar de la mejor manera estas estructuras ante el cambio climático y de esta manera garantizar la continuidad operativa del terminal portuario. Estas obras incluyen el aumento de la altura del muro parapeto de 10,6 a 11,9 metros, la instalación de 5.100 metros cúbicos de hormigón, otros 3.400 metros cúbicos de bloques prefabricados, y 2.300 metros cúbicos de enrocado.

“A lo largo de estos más de cien años que tiene la estructura, se han realizado trabajos en el molo para asegurar que siga prestando servicios a la operación del puerto. Fundamentalmente estas obras tienen que ver con la seguridad, ya que hoy enfrentamos, por el cambio climático, episodios de marejadas y, por lo tanto, para mantener la continuidad operacional es necesario aumentar la altura del molo”, señaló el gerente general de Puerto San Antonio, Ramón Castañeda, respecto al proyecto que estará listo en un par de años.

Revisa el reportaje completo aquí:

Edición N°9 Revista Agenda Marítima (pág. 8 a 12)