Los peligros ambientales de reemplazar el diésel por amoniaco en el transporte marítimo
Un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) señala que su uso podría ser aún más perjudicial para la calidad del aire si no se regula o estudia de manera consciente.
Entre el 80% y 90% del transporte mundial se realiza por vía marítima y representa además una parte muy importante del comercio en el planeta. Además, históricamente es una de las formas más eficientes de mover grandes cantidades de mercancías entre largas distancias en comparación con otros tipos de transporte como el terrestre o aéreo. Pero también tiene sus problemas, y los medioambientales son los más complejos.
Para mover estos enormes buques portacontenedores y de carga se necesitan grandes motores operado con diésel que implican una alta contaminación por la gran cantidad de dióxido de carbono que emiten. Algunos estudios señalan que el 3% de la contaminación mundial es por culpa del transporte marítimo, por eso la necesidad de lograr la descarbonización es un objetivo mundial.
Actualmente se realizan muchos estudios y pruebas para potenciar el uso de combustibles alternativos que sean menos contaminantes que el diésel. Uno de esos es el amoniaco que se considera libre de carbono, pero un estudio desarrollado por investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) señalan que su uso podría incluso empeorar la calidad del aire.
Según el informe realizado por el investigador Anthony Wong, académico del Centro de Ciencias del Cambio Global del MIT, la combustión del amoniaco genera óxido nitroso, un gas de efecto invernadero que sería 300 veces más potente que el dióxido de carbono. La cuestión es que, si se regula, estudia y ejecuta de buena manera la combustión por amoniaco podría quizás tener un menor efecto invernadero que el CO2.
En su estudio, Wong señala que “no todas las soluciones climáticas son iguales y casi siempre hay un precio que pagar. Tenemos que adoptar un enfoque más holístico y considerar todos los costos y beneficios de las diferentes soluciones climáticas, en lugar de solo su potencial para descarbonizar. En teoría, si se quema amoníaco verde en el motor de un barco, las emisiones de carbono son casi cero”.
Pero dónde estaría el problema. El estudio del MIT señala que “incluso el amoníaco más ecológico genera óxido nitroso y óxidos de nitrógeno cuando se quema, y parte del amoníaco puede escaparse sin quemarse. Este óxido nitroso se escaparía a la atmósfera, donde el gas de efecto invernadero permanecería durante más de 100 años”.
Para el investigador Anthony Wong, señalar que el amoníaco es un combustible limpio podría resultar un poco exagerado y ambicioso. “El hecho de que no emita carbono no significa necesariamente que sea limpio y bueno para la salud pública”, afirma.
Los óxidos de nitrógeno son mucho más contaminantes
Para el ingeniero civil químico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Ricardo Vega, el estudio realizado por el Massachusetts Institute of Technology tiene toda la razón porque, a su juicio, “el amoniaco se puede usar como combustible en motores de combustión interna y en esa máquina el amoniaco entra en lugar del diésel o combinado con éste y se quema. El NH3 se convierte en óxido de nitrógeno que es más contaminante que el dióxido de carbono propiamente tal”.
Uno de los potenciales peligros en un uso masivo del amoniaco como combustible es la generación de oxido nitroso. “Si tomamos, por ejemplo, el CO2 como referente o estándar para la contaminación, los óxidos de nitrógeno son treinta veces más contaminantes. Son notablemente más contaminantes, pero si la combustión se realiza de buena manera se reduce mucho más que lo que podría contaminar un motor de diésel”, explicó el académico de la Usach.
Para que el amoniaco no sea perjudicial para la salud y el medio ambiente se necesitan regulaciones claras y de esta manera para permitir que su uso resulte, finalmente, beneficioso en los esfuerzos mundiales por lograr la descarbonización. Esfuerzos que para el profesor Ricardo Vega son “espectaculares, pero en mi opinión se debería hacer un esfuerzo por ocupar hidrógeno directamente”.
“Yo no soy partidario, en este período de transición, de meter el hidrógeno en una celda de combustible y producir electricidad para mover un motor eléctrico porque eso significaría modificar todos los motores de los buques que se usan hoy día con combustión interna y reemplazarlos por motores eléctricos, y eso es impracticable”, señaló el ingeniero de la Usach.
A juicio del profesor Ricardo Vega, “ojalá se instaurara un precio más alto a la contaminación porque eso aceleraría las regulaciones necesarias para el uso correcto del amoniaco y la adopción definitiva del hidrógeno como combustible, lo que sería muy bueno para Chile porque tenemos excelentes condiciones para producirlo. Siento que los países ya tomaron conciencia de que es necesario descarbonizar y lo más importante es que nuestro país se subió al carro”, concluyó.