Logística colaborativa, la optimización de recursos para hacer más eficientes los procesos

El académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Franco Basso, analizó el proyecto “Logística Colaborativa en la Industria Agroalimentaria” que busca optimizar los recursos para reducir tiempos, aumentar la competitividad y reducir las emisiones contaminantes.
En un 13,4% se podrían reducir los costos operativos en el transporte de uvas para los productores y exportadores. Así lo demuestra un estudio liderado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso que busca mejorar la eficiencia de los procesos y generar un impacto positivo no solo en la productividad, sino que además en la sustentabilidad de uno de los sectores productivos más importantes para el desarrollo del país.
El proyecto denominado “Logística Colaborativa en la Industria Agroalimentaria”, busca optimizar la cadena de suministro con un enfoque, por ahora, en la vitivinicultura. En conversación con Agenda Marítima, Franco Basso, académico de la Facultad de Ingeniería Industrial de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, analizó las ventajas de esta iniciativa, a quiénes beneficiará y cuáles son los objetivos que tiene una experiencia como esta en industria nacional.
¿Cuál es la importancia de este proyecto de logística colaborativa en la industria agroalimentaria que está impulsando la Universidad Católica?
Se trata de un proyecto de colaboración internacional que busca fortalecer las redes de intercambio, entre distintas universidades chilenas y universidades principalmente de Europa y de Norteamérica, en los conceptos de colaboración en logística con un foco en la industria agroalimentaria. En general, la industria agroalimentaria es un lugar donde hay una gran cantidad de participantes dentro de la cadena de suministro y justamente se ve usualmente que estos participantes no tienen normalmente las componentes de apoyo entre ellos y de cooperación que permita mejorar los procesos productivos.
Esto se ve, por ejemplo, en los procesos de cosecha donde tienes distintos agricultores que muchas veces tienen que llevar fruta a los mismos lugares, y la coordinación que existe entre ellos para realizar este proceso de manera eficiente usualmente es baja. Entonces lo que busca este proyecto es determinar que sustente justamente la optimización de recursos para hacer más eficientes los procesos en la industria agroalimentaria.
En ese sentido, ¿es importante dejar de lado la competencia y establecer una relación colaborativa para lograr la eficiencia en esta logística?
No es dejar de lado la competencia, porque la gracia de la logística colaborativa es que estamentos que a veces compiten, como pueden ser los agricultores que compiten por entregar su uva a distintas empresas, puedan colaborar en ciertas etapas de la fase productiva. Lo que busca esta mirada de logística colaborativa es que se identifiquen los lugares potenciales en los cuales puede existir colaboración, manteniendo la eventual competencia que debe existir en distintos estamentos. Por ejemplo, viñas que pueden compartir un camión para ir a llevar vino embotellado al puerto. Eso no requiere competidores por vender ese vino en el exterior.
Otra de las cosas importantes es cómo aporta esta logística colaborativa en la reducción de emisiones contaminantes y la experiencia internacional así lo muestra. Cuando se implementan estas políticas de colaboración en la fase del transporte, no solamente se disminuye la cantidad de camiones que se requieren sino la cantidad de kilómetros recorridos que estos camiones tienen que circular para poder llevar a cabo el proceso de transporte. Eso hace que la cantidad de emisiones totales que se envían a la atmósfera disminuya y, por lo tanto, esto tiene un impacto que no solamente económico, sino además tiene un impacto para el medio ambiente.
Esto se ha estudiado en la industria de la uva y del pisco, ¿pero es aplicable también en otras actividades productivas?
En general los conceptos de logística colaborativa se han aplicado en distintos rubros. Hay experiencias en Canadá y Suecia en el rubro forestal, donde el proceso de transporte de madera desde los bosques al aserradero se puede hacer más eficiente cuando distintas empresas que poseen distintos aserraderos y bosques pueden cooperar en estos procesos, por lo tanto, no es exclusivo de la agroindustria, es una metodología y una visión que se puede ocupar en distintas fases del proceso logístico y de transporte, pero que en este caso nosotros lo estamos enfocando al área de la agroindustria justamente porque consideramos que en el caso chileno es un área particularmente donde existen una mayor cantidad de beneficios esperados.
Por ejemplo, en el Valle de Casablanca, si tú analizas la cantidad de viñas que hay, puedes encontrar que en menos de 15 kilómetros de distancia puedes tener una veintena de viñas y, por lo tanto, esa cercanía geográfica facilita estas posibilidades de cooperación.
¿Quiénes serán los más beneficiados con esta logística colaborativa?
Yo creo que hay, a lo menos, tres potenciales beneficiados. Los primeros son las empresas que participan de esta colaboración donde deberían ver costos reducidos en términos de transporte. Segundo, los consumidores finales que al tener una mayor eficiencia en la generación y el proceso productivo podrían ver disminuciones en los costos y precios finales. Tercero, un beneficio social que se obtendría de posibles mitigaciones de las externalidades negativas que intrínsecamente generan los sistemas de transporte, como por ejemplo por una parte la contaminación, pero también por otra parte la congestión.
Cuando nosotros vemos, por ejemplo, la fila de camiones que hay acá en Valparaíso para poder ingresar al puerto, bueno, si en vez de que vayan cinco camiones mandamos uno más consolidado, eso también es un beneficio para la ciudad, en este caso para el puerto en Valparaíso.
En materia de transporte y logística sabemos la importancia que tiene el transporte de camiones, pero a su juicio, ¿qué tan importante es el modo ferroviario como un complemento?
Es tremendamente relevante. Cuando uno mira los países más desarrollados, particularmente en Europa, observamos que la cantidad total de carga que se transporta vía férrea fácilmente puede llegar a los 15 ó 20% del total de la carga transportada. En el caso de Chile estamos recién en un valor muy mínimo de 5%, y por lo tanto hay mucho espacio para crecer en el modo ferroviario, y una vez que se generan estas redes de transporte tiene un efecto positivo en los costos totales y también tiene un efecto también en las externalidades que se generan, porque el tren es un medio más sustentable en comparación a los camiones que generan gran cantidad de emisiones, de ruido y que aportan con problemas asociados a la congestión. Eso requiere una mirada y un empuje estatal, porque es muy difícil que una empresa por separado pueda construir su tren. Lo hacen algunas mineras que tienen sus propias vías y sus propios puertos.
Pero si uno quiere pensar en un traslado de mercancía desde el sur hacia los puertos de San Antonio y de Valparaíso, requiere un empuje estatal pero lamentablemente se ha avanzado muy lento. Por ejemplo, el potenciamiento del tren de carga a San Antonio, que va a ser finalmente el lugar escogido para ser el megapuerto de Chile, todavía sigue medio entrampado. Hay estudios que ya han demostrado su gran beneficio desde un punto de vista tanto social como privado, pero todavía no es realidad. Hay un tema de permisología acá y que justamente tiene que ser una prioridad para los próximos gobiernos para sacarlo y poder avanzar con los proyectos mucho más rápido que lo que se está avanzando ahora.