Chile: Rezagado en tecnología naval y personal dispuesto a navegar
A pesar que en el mundo se están incorporando nuevas tecnologías electrónicas en buques, el profesorde la Universidad Andrés Bello, Fernando Simonsen confesó nunca haber escuchado de alguna innovación realizada en Chile.
La implementación de motores a inyección electrónica en buques ha marcado un hito significativo en la reducción de emisiones contaminantes. Según Fernando Simonsen, docente de Ingeniería en Marina Mercante mención Máquinas UNAB, estos motores modernos, similares a los utilizados en automóviles, permiten una operación más eficiente y flexible.
A diferencia de los motores antiguos que operaban a una velocidad fija, los nuevos motores multipuntos pueden funcionar a diversas velocidades, optimizando su rendimiento. La precisión en la mezcla de aire y combustible, facilitada por la inyección electrónica, ha reducido notablemente las emisiones atmosféricas. Esta tecnología avanzada asegura que la combustión sea más limpia y eficiente, contribuyendo a una significativa disminución de gases contaminantes.
Además, la normativa internacional de 2020 que limita el contenido de azufre en los petróleos marinos a un máximo de 0,5%, comparado con el 3,5% permitido anteriormente, potenció aún más la reducción de la contaminación marítima. Simonsen destacó que esta combinación de innovaciones tecnológicas y regulaciones ambientales representa un avance crucial en la protección del medio ambiente marino.
A pesar de los avances, Fernando Simonsen comentó que Chile está rezagado tecnológicamente en el ámbito naval tomando como referencia otros países. Aunque existen compañías con buques relativamente modernos, como Humboldt, la mayoría de las embarcaciones en Chile no cuentan con la última tecnología. Este rezago se debe, en parte, a que muchas compañías chilenas adquieren buques de segunda mano en lugar de construir nuevos desde cero. En ese sentido, el docente estimó que la flota chilena sigue utilizando tecnología que, en promedio, tiene una antigüedad de al menos diez años.
Respecto a las normativas medioambientales en Chile, a pesar de la brecha tecnológica, cumple con las regulaciones internacionales para la contaminación marítima. El docente argumentó que nuestro país debería aprovechar más su condición marítima, pero que la burocracia y las complicaciones logísticas frenan el desarrollo de una marina mercante más robusta.
En cuanto al futuro de la marina mercante chilena, Simonsen expresó un panorama complicado. La flota nacional ha disminuido considerablemente en los últimos años, con pocas compañías operando buques bajo bandera chilena. Esto se suma a que muchos graduados en ingeniería en marina mercante, no están dispuestos a aceptar las duras condiciones de trabajo en el mar, lo que genera problemas de personal en las compañías navieras.
El docente rescató que Chile, a pesar de contar con personal altamente capacitado, enfrenta la falta de disposición para embarcarse en buques por largos períodos, lo que es un obstáculo significativo. La vida a bordo, que implica estar desconectado de las comodidades de la vida en tierra, es una barrera que muchos jóvenes profesionales no están dispuestos a superar, resultando en una alta deserción y dificultades para encontrar oficiales de máquinas dispuestos a navegar, cerró.