En busca de la sostenibilidad: El impacto medioambiental de la industria de cruceros

En los últimos cincuenta años la demanda por este tipo de viajes creció de manera significativa y sostenida.

La contaminación de los cruceros no es un fenómeno nuevo en materia medioambiental. Producto de la alta demanda y su crecimiento sostenido, se han redoblado los esfuerzos tanto de fiscalización como de protección al entorno marino.

“Los cruceros no son amigables, no son sostenibles. Impactan negativamente el medio ambiente y es muy difícil que esa industria se desarrolle paralelamente al cambio climático, a la regulación medioambiental. Es muy difícil que tomen conciencia ambiental una vez que sigan evolucionando de esa manera tan negativa”, señaló Alexander Eslava, ingeniero colombiano especialista en Logística Internacional y Analista de Riesgos Logísticos en cadenas globales de suministro.

El turismo de cruceros tuvo sus inicios en los años 70 en Estados Unidos con los viajes por el Caribe, la región de cruceros más popular y visitada del mundo. La mayor concentración de rutas se encuentra en el Caribe y el Mar Mediterráneo, pero las empresas navieras buscaron a través de los años nuevos destinos para expandir la oferta y sumar la mayor cantidad de pasajeros posibles. De esta manera, en los últimos cincuenta años la demanda por este tipo de viajes creció de manera significativa y sostenida.

Aunque los cruceros representan aproximadamente el 1 % de la industria naviera mundial, se calcula que una cuarta parte de todos los desechos producidos por el transporte marítimo provienen de este sector. “Las prácticas de gestión de residuos en los cruceros no siempre cumplen las condiciones técnicas básicas para la eliminación de residuos peligrosos, lo que da lugar a emisiones de sustancias peligrosas como dioxinas que se producen a través de la incineración), macro residuos flotantes y micro plásticos, con los consiguientes impactos en la fauna marina”, explicó en conversación con Agenda Marítima.

De acuerdo a lo señalado por Alexander Eslava, del 6% de la contaminación que genera la industria marítima, el 94% equivale a los cruceros. Lo que pasa acá es que ellos promocionan el mejor precio, no promocionan nada en materia ambiental. Tampoco dicen como el cambio climático está abriendo la ruta polar norte. Ahora, ¿por qué es tan comercial y por qué no lo hacen ambiental? Por una cuestión de costos porque todo lo que tiene que ver con los objetivos de desarrollo sostenible genera costos”.

Los cruceros son una industria que mueve millones de dólares alrededor del mundo.

En su estudio sostuvo que otra amenaza ambiental asociada a la actividad de cruceros es la generación de residuos líquidos y sólidos. Varios informes revelan que representan menos del 1% de la flota mercante mundial, pero son responsables del 25 % de todos los desechos generados por los buques mercantes a nivel global. Según relata Eslava, los flujos de desechos de los cruceros van desde desechos humanos, desechos sólidos, aguas grises, aguas de sentina oleosas y agua de lastre. Se estima que los cruceristas generan en promedio 3,5 kilos de desperdicio de alimentos por día, sin contar los desechos domésticos que representan tres kilos por persona al día.

Pero, ¿por qué esta industria no se alinea con los objetivos de sostenibilidad del resto de la industria? Para el ingeniero colombiano, “esos objetivos piden que el desarrollo que tú generes no afecte ni a la comunidad, ni al medio ambiente, y que lo que tú recuperes económicamente lo puedas redistribuir socialmente. Ellos no lo hacen, entonces, ¿cuál es el negocio? Que te subes al buque y gastes todo el dinero que puedes, pero ellos no invierten socialmente, no invierten ambientalmente”.

“El negocio, obviamente, es que suba mucha gente, pero si yo quiero tener un buque que cumpla con las normas ambientales, entonces debo tener una planta de tratamiento en su interior para así no botar desechos. Debo tener espacios y camarotes adecuados, tener distanciamiento social entre las personas y no se puede, porque si coloco una planta de tratamiento, le quito espacio a un camarote y mi negocio es el camarote. Ahí está la jugada porque entre más camarotes, más fuentes de entrada individual tengo”, sostuvo.

Según Alexander Eslava, existe una regulación internacional que permite botar desechos mar adentro entonces la postura de estas empresas es “yo lo aplico, hasta que no se diga lo contrario. Además, generalmente las multas son inferiores a los gastos, a las inversiones que tienen que hacer ellos en este tipo de cosas”. En este punto cabe destacar que el Anexo VI del Convenio internacional para prevenir la contaminación por los buques (Marpol) señala que “se considera que en alta mar las aguas pueden asimilar y descomponer las aguas sucias sin depurar mediante una acción bacteriana natural. Por tanto, las reglas prohíben la descarga de aguas sucias en el mar dentro de una distancia especificada de la tierra más próxima, a menos que se disponga de otra manera”.

Un alto porcentaje de la contaminación de la industria naviera corresponde a los cruceros.

La larga lista de eventos medioambientales

En el año 2004, un crucero fue sorprendido por la vigilancia de la Guardia Costera de los Estados Unidos mientras arrojaban bolsas de basura de plástico por la borda del crucero cerca de Fort Lauderdale. Un año más tarde, en el 2005, dos grandes empresas de cruceros fueron acusadas de descargas repetidas de agua de sentina contaminada y de presentar cuadernos de bitácora falsificados.

En el año 2006, otro crucero arrojó ilegalmente en la isla de Vanuatu, al este de Australia, 500 mil litros de petróleo y aguas residuales sin tratar. Ese mismo año, el crucero Summit de Carnival Cruise Corporation Line, embistió a una ballena de 15 metros. En el 2007, la misma empresa debió pagar una multa de 750 mil dólares por colisionar con ballenas jorobadas, miembros de una especie protegida y en peligro de extinción. En el año 2008, Puerto de Génova descubrió que un buque de cruceros con bandera panameña estaba usando combustible marino con un contenido de azufre superior al 1,5 %.

El año 2010, el crucero Sapphire Princess, de la flota de Carnival Corporation, en ruta desde Ketchikan hacia Juneau en Alaska, encontró en su proa una ballena jorobada hembra muerta de trece metros de largo. En esa oportunidad, la empresa a través de un comunicado, señaló que "estamos sorprendidos y preocupados por este hallazgo, el buque no sintió ningún impacto. No sabemos cómo o cuándo pudo ocurrir, ya que no teníamos conocimiento de que había ballenas cerca del barco cuando la ésta fue encontrada".

Para el año 2019, un estudio de impacto ambiental realizado por Transport & Environment indicó que Carnival Corporation, una de las flotas de cruceros más grande del mundo, produjo diez veces más óxido de azufre en las costas de Europa que los 300 millones de automóviles del continente juntos. Por su parte, el informe aseguró que Royal Caribbean Cruises contaminó cuatro veces más que la flota de vehículos europeos en su totalidad.

La Corporación de Puertos del Conosur tiene la misión es posicionar a Chile como destino atractivo.

Las regulaciones nacionales para el turismo de cruceros

En Chile, la Corporación de Puertos del Conosur, organización sin fines de lucro fundada el año 2007, tiene la misión es posicionar a Chile y sus ciudades puerto como destinos atractivos para el mercado de cruceros turísticos. Como tal, se encargan de establecer las regulaciones y normativas que puedan proteger las rutas nacionales, sobre todo las de la zona austral que se han convertido en un destino frecuente para cruceros de lujo que viajan a la Antártica.

“En la ruta austral de Chile, las exigencias medioambientales para los cruceros incluyen medidas de control de emisiones y tecnologías avanzadas para minimizar el impacto ecológico, con un enfoque especial en la reducción de la contaminación atmosférica y la preservación de la biodiversidad. A diferencia de las rutas en el Caribe y Mediterráneo, donde las regulaciones de control de emisiones varían, en la zona austral los cruceros suelen estar sujetos a normativas más estrictas como el Anexo VI del Convenio MARPOL, que establece límites de azufre en el combustible marítimo”, señaló la Corporación.

“Además, en áreas protegidas o sensibles, se adoptan prácticas de bajo impacto, como el uso de sistemas avanzados de tratamiento de aguas residuales y medidas voluntarias para reducir la velocidad en zonas de vida marina”, sostuvo el organismo.

Por otra parte, la Corporación de Puertos del Conosur indicó que “la industria de cruceros en esta región también está alineada con los principios de sostenibilidad, promoviendo el uso de tecnologías de propulsión más limpias y prácticas de economía circular en los puertos de escala. Los operadores de cruceros en esta zona también han adoptado prácticas de conservación del agua y reducción de residuos, fortaleciendo un enfoque ambientalmente responsable en línea con las expectativas de preservación de los ecosistemas australes”.

También esperan en los próximos años tener habilitados sistemas de carga de electricidad en tierra, un sistema que se viene implementando con mucho éxito en Europa para fortalecer los esfuerzos por la descontaminación, en especial para la industria de cruceros. “Reduce significativamente las emisiones al apagar los motores mientras el barco está atracado”, explicó el organismo que trabaja en el desarrollo del turismo de cruceros en esta parte del mundo.

La conexión eléctrica terrestre para cruceros es una de las prioridades de la industria para la reducción de emisiones.

Los esfuerzos de la industria por la descontaminación

De todas maneras, la industria de cruceros y los puertos se encuentran desarrollando sistemas para bajar los niveles de contaminación y hacerlo más sostenible. Por ejemplo, el Puerto de Seattle se convirtió en el primer puerto de Estados Unidos en exigir que el cien por ciento de todos los cruceros con puerto base en ese terminal tengan la capacidad de energía terrestre y que la utilicen. La orden fue aprobada por la Comisión del Puerto y entrará en vigor en la temporada de cruceros del año 2027.

De acuerdo a lo publicado por el terminal portuario, la conexión a la red eléctrica de tierra reduce las emisiones de diésel de los cruceros atracados en un 80 por ciento en promedio. Estudios señalaron que durante la temporada de 2023 los cruceros que utilizaron energía costera evitaron emitir más de dos mil toneladas métricas de gases de efecto invernadero.

Por su parte, Puertos de Estocolmo inauguró hace algunos meses la primera conexión eléctrica terrestre en Suecia para cruceros. Esta instalación permite a los barcos conectarse a la electricidad en el muelle, lo que reduce las emisiones y los niveles de ruido. De acuerdo a lo informado por el terminal portuario, la nueva instalación inició su funcionamiento el pasado 17 de septiembre cuando se conectó el nuevo buque Mein Schiff 7 de la naviera TUI Cruises.

La instalación está construida según estándares internacionales y permite a los barcos apagar sus motores auxiliares mientras están atracados, lo que reduce las emisiones de contaminantes atmosféricos y los niveles de ruido. Al menos el 45% de las escalas de cruceros en los puertos de Estocolmo pueden ahora conectarse a la electricidad. Según informó la terminal, la electricidad utilizada es 100% verde y proviene de fuentes renovables como la eólica y la hidroeléctrica.