Las implicancias para el comercio exterior nacional del acuerdo entre Mercosur y la UE
El pasado viernes se anunció un acuerdo de Tratado de Libre Comercio entre ambos bloques económicos, que debe ser aprobado por una mayoría de miembros de la UE. Expertos nacionales analizan las implicancias para la economía chilena.
Fueron 25 años de negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea para lograr el acuerdo para la creación de la mayor zona económica del mundo entre ambas entidades que, de aprobarse definitivamente, abarcará a más de 700 millones de personas. De esta manera, los países de esta parte del mundo tendrán un acceso preferencial al potente mercado europeo para productos como la carne y la fruta con la eliminación de las barreras arancelarias que aumentarán la competitividad de sus exportaciones.
Por otra parte, los beneficios para la Unión Europea tienen relación con un completo acceso a los mercados de Sudamérica para los sectores industriales y de bienes manufacturados, ya que podrán obtener mejores condiciones con la eliminación de aranceles de hasta un 91% para las exportaciones desde Europa hacia esta parte del continente beneficiando a industrias como la farmacéutica y automotriz.
A pesar de que se debe esperar la ratificación oficial por parte de todos los países de la Unión Europea, se espera que no existan trabas a pesar de que Francia y Austria han planteado algunos reparos en este tema poniendo énfasis en los sectores agrícolas que podrían verse afectados y en temas de sostenibilidad ambiental.
Los principales aspectos de este acuerdo comercial, que está a la espera de la ratificación, son la eliminación de barreras comerciales lo que permitirá que las empresas de la Unión Europea puedan negociar de mejor manera con los países del Mercosur. Además, garantizará un acceso sostenible a materias primas con el objetivo de promover la transición verde, permitirá establecer reglas y estándares europeos para las negociaciones.
Para el economista de la Universidad Diego Portales, Juan Ortiz, “la Unión Europea es un actor de segundo orden para Chile respecto a su importancia para las exportaciones del país. Durante el 2023, el 8,1% de total de exportaciones nominales tuvieron como destino la Unión Europea, mientras que en lo que va de este año dicha cifra asciende a un 9%, aunque por tipo de exportaciones se observan diferencias. Para el mismo periodo de 2024, un 7,6% de las exportaciones mineras tuvieron dicho destino, mientras que para las exportaciones agropecuarias, silvícola y pesquero e industriales la cifra aumenta a un 14,6% y 10,1% respectivamente”.
A su juicio, es importante considerar estas cifras porque el nuevo acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea se traducirá en “nuevas ventajas competitivas para las exportaciones del bloque hacia la UE lo cual aumentaría la competencia con parte de las exportaciones chilenas que tienen dicho destino, siendo el componente industrial y agropecuario, silvícola y pesquero, donde presumiblemente se daría más esta mayor competencia”.
El economista senior del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la Universidad Diego Portales, sostuvo que “una mayor integración comercial permitiría aumentar la incidencia del sector externo en el PIB de los países que conforman el Mercosur, por lo tanto, sería positivo para las exportaciones chilenas hacia dichos países, aunque su participación dentro del total de exportaciones nominales es baja, llegando a 5,7% del total en 2023 y 6,8% en lo corrido del año 2024”.
Daniella De Luca, directora académica del Centro de Desarrollo Económico Internacional de la Escuela de Negocios de la Universidad de Valparaíso, explicó que en materia de beneficios para el comercio exterior nacional se puede pensar en “los encadenamientos productivos, que Brasil y Argentina puedan aumentar su capacidad exportadora y por lo tanto fabril, industrial y que a través de eso mismo nosotros podamos ofrecer servicios de ensamblaje o consolidado”.
De todas maneras, la académica indicó que también se pueden prever algunos conflictos desde el punto de vista de las cargas. “Estoy pensándolo por la ubicación que tienen Brasil y Argentina mirando hacia el Atlántico, mirando hacia Europa. Ellos van a tener productos con arancel bajo, que nosotros ya teníamos, pero que a ellos les cuesta menos tiempo, tanto en días y flujo, llegar justamente al continente europeo. Podríamos tener pérdida de competitividad en algunas partidas arancelarias que sean comunes como por ejemplo forestal, con Brasil mayoritariamente, y tal vez en vinos con Argentina”, concluyó.