Entrevista

Patricio Winckler: “Los puertos debieran contar con modelos de pronóstico de viento, oleaje y corriente”

En entrevista con Agenda Marítima, el académico de la Escuela de Ingeniería Oceánica de la Universidad de Valparaíso, Patricio Winckler, se refirió a los eventos de marejada que por estos días afectan a las costas del país mantienen en alerta a la industria portuaria.

Olas de varios metros e intensas marejadas afectan durante estos días a las costas de Chile. Un evento que en su paso por Perú y Ecuador dejó diversos daños en la infraestructura costera y que en nuestro país mantiene en alerta tanto a los terminales portuarios como a la Autoridad Marítima por el riesgo de daños a las obras y las personas si es que no se toman las medidas de resguardo necesarias.

En conversación con Agenda Marítima, el académico de la Escuela de Ingeniería Oceánica Universidad de Valparaíso e investigador CIGIDEN, Patricio Winckler, explicó los efectos que las marejadas pueden tener en la infraestructura portuaria, cómo afectan este tipo de eventos la competitividad de los puertos y las medidas que se deben implementar para minimizar los efectos en la infraestructura portuaria.

¿De qué manera las marejadas pueden afectar la infraestructura de los puertos?

Las marejadas que afectan las costas de nuestro país este fin de año son de generación distante y se caracterizan por alturas moderadas y períodos muy altos. La combinación de estos factores se traduce en la generación de corrientes inusitadamente altas en dársenas portuarias y lugares menos abrigados, que afectan la operación segura de buques y naves menores. En términos de infraestructura, es esperable que existan daños en obras costeras ubicadas a baja profundidad o sobre playas, y en el arranque de muelles que no tienen protección costera.

¿Cómo afectan estos eventos de marejadas tan frecuentes a la competitividad de los puertos?

La Autoridad Marítima define los cierres de puertos para garantizar la seguridad de las naves, la tripulación, la infraestructura y el personal que trabaja en recintos portuarios. En ese sentido, son decisiones desde la perspectiva precautoria, que sin embargo tienen repercusiones económicas. Dado que es prácticamente imposible garantizar una operatividad del 100% debido a marejadas en los puertos chilenos, el desafío es optimizar la continuidad operacional, considerando restricciones de tipo meteorológico. Ello se logra con la implementación de sistemas de monitoreo y control de las condiciones meteorológicas que informen a todas las partes involucradas en el proceso de toma de decisiones, entre las que destacan la Autoridad Marítima (Armada), la Autoridad Portuaria, concesionarios, armadores y operadores de remolcadores, entre otros.

Los eventos meteorológicos extremos son cada día más habituales en el mundo.

¿Qué medidas se pueden implementar o se están implementando para minimizar los efectos de las marejadas en los puertos?

Los puertos debieran contar con sistemas de monitoreo y modelos de pronóstico de viento, oleaje y corriente en los canales de acceso y dársenas portuarias, además del monitoreo en tiempo real de la respuesta de las naves que, combinados con sistemas dinámicos o neumáticos de amarre y el apoyo redundante de remolcadores, entre otras, permitan operar en condiciones seguras.

¿Cómo se deben adaptar los puertos frente al cambio climático y el aumento de la intensidad de las marejadas?

Además de las medidas mencionadas anteriormente, se debieran evaluar medidas estructurales, como la prolongación de rompeolas, el reemplazo de muelles verticales por estructuras con capacidad de absorción de oleaje, la elevación de defensas costeras en sectores con sobrepaso evidente y el dragado en zonas donde la geometría del fondo pueda generar resonancia. Las soluciones, que forman parte de un portafolio bastante amplio, dependen de las condiciones de cada instalación en particular.

¿A su juicio, cómo evolucionará el fenómeno de las marejadas en el futuro, considerando el tema del cambio climático?

En las próximas décadas esperamos que las marejadas aumenten levemente en intensidad y frecuencia, tendencia que debiera invertirse a fines de siglo por la migración al sur del cinturón de vientos donde usualmente se generan. Con ello, el problema de los cierres de puerto se incrementaría levemente en los próximos años, pero tendería a ser menos importante a medida que avanza el siglo. No obstante, debido al aumento esperado del nivel del mar, se espera que otros procesos como el sobrepaso y el daño estructural aumente, pues surgen producto de la combinación de las marejadas y el nivel del mar. En palabras simples, el foco hoy debiera ser minimizar los cierres de puerto, pero en el futuro debiera estar en la infraestructura portuaria; específicamente rompeolas, muelles y sistemas de fondeo.