Propulsión eólica como factor de cambio en la industria naviera y marítima
La experiencia internacional y las pruebas que se están realizando apuntan a ayudar al objetivo mundial de las cero emisiones pero también en el considerable ahorro de combustible.
Alguien dijo alguna vez que lo más innovador del pasado se convertirá en la tecnología del futuro. El uso del viento para el transporte marítimo se remonta a las primeras civilizaciones y siglos después muchos son quienes vuelven a revisar este sistema para la reducción de la huella de carbono aprovechando al máximo la energía eólica y evitando el uso desmedido de combustibles contaminantes en las rutas marítimas del mundo.
Las pruebas que se han realizado para este tipo de embarcaciones arrojan ahorros de combustible cercanos al 30%, una cifra que sin duda puede ir en aumento a medida que se pueda masificar el uso de estas fuentes de poder alternativas y sobretodo amigables con el medio ambiente. Los estudios también han señalado que el tamaño del buque no es un tema por lo que los portacontenedores también podrían aplicar.
El holandés Ron de Vos se especializó en la construcción de embarcaciones a vela y uno de sus últimos proyectos son buques de carga con 100% de propulsión eólica. En conversación con Agenda Marítima recordó sus inicios en la construcción naval y analizó las implicancias de la masificación de este tipo de tecnologías para el transporte marítimo.
“He estado navegando desde que era joven. En los años 80 convertí un barco pesquero de 28 metros en una goleta y realicé con él un viaje de cuatro años. He escrito tres libros sobre el desarrollo técnico del buque de carga a vela en el siglo XIX y a través del autoestudio, más la asesoría y dirección de dos renombrados arquitectos holandeses, comencé a diseñar barcos por mi cuenta”.
En su opinión y experiencia, “un buque de carga a vela no tendrá emisiones durante el viaje pero el desarrollo y la posterior aceptación por parte de la industria marítima la veo muy difícil. Los intereses de las compañías petroleras son defendidos por los políticos y por gran cantidad de los responsables de la industria marítima. Por ejemplo, en Europa el viento como propulsión está excluido de cualquier regulación, incluidas las subvenciones”.
De todas maneras prefiere ser optimista respecto al tema ya que, a su juicio, “el uso del viento como propulsión será necesario en algún momento porque todos otros combustibles alternativos serán muy difíciles y costosos de obtener. Inicialmente los buques de carga a vela sustituirán a los barcos a motor en rutas con vientos favorables. Si todo marcha bien muchos otros buques tendrán que ser sustituidos para alcanzar el objetivo de reducción cero que impuso la Organización Marítima Internacional para el año 2050”.
La experiencia internacional
BAR Technologies es una de las empresas que se ha especializado en el desarrollo de velas para la propulsión de grandes buques. El CEO de la empresa, John Cooper, señaló que “la potencia del viento reduce los costos en el suministros de combustible de la nave lo que permite que las emisiones de gases contaminantes se reduzcan al máximo, sin contar el ahorro para la embarcación en cuanto a su operativa”.
Lo más trascendente e importante para quienes propician este tipo de propulsión es que los estudios demostraron en las pruebas que se han realizado desde hace varios meses que el uso de combustible se puede reducir en más de una tonelada diaria por lo tanto es una tecnología que no solamente beneficiaría al medioambiente sino que también a las empresas.
Otro de los sistemas es Wind Challenger que aprovecha la energía eólica renovable para complementar la propulsión de los barcos, lo que reduce significativamente el consumo de combustible fósil y las emisiones de carbono, al tiempo que mantiene la velocidad operativa. Con esta tecnología la empresa desarrolladora MOL buscará no solo disminuir su impacto ambiental, sino también reducir costos operativos.
Interés nacional en propulsión eólica es genuino
Si se analiza en términos económicos se puede estimar que los costos de implementación no serían altos porque en comparación al ahorro de combustible que se logra, sería más barato que implementar hidrógeno o gas natural donde se lograrían ahorros menores. Sin duda una ventaja importante para el desarrollo y la discusión del tema eólico.
En entrevista con Agenda Marítima, el director del Instituto de Ciencias Navales y Marítimas de la Universidad Austral, Gonzalo Tampier, señaló que “en estos días hay un interés cada vez más genuino como una solución de largo plazo para mitigar los efectos del transporte en beneficio del cambio climático y en general para reducir las emisiones de gases. Eso ha hecho que en los últimos años se vea que esta alternativa pueda generar un impacto. Se está viendo como algo que realmente puede hacer una diferencia”.
Para el académico, nuestro país tiene oportunidades de sumarse, en algún minuto, a la implementación de este tipo de desarrollos. “Tenemos importantes empresas navieras que son actores a nivel global y veo que existe un interés genuino por estas tecnologías. Aún están evaluándolas, pero sin duda en algunos años más no me extrañaría ver ya los primeros ejemplos, los primeros casos, y por supuesto que lo que se necesita ahí es la tecnología”.