Proyecto piloto busca proteger a la mujer embarazada que se encuentra embarcada
Un tema de fácil solución en tierra firme tiene una problemática importante cuando se trata de una mujer que se encuentra en labores de altamar.
Un inédito acuerdo sellaron la Fundación Mascarona, la naviera Humboldt y el Terminal Pacífico Sur. Se trata de la protección de las mujeres embarazadas que se encuentren embarcadas, una situación que si bien no es recurrente puede darse en cualquier momento con los peligros que conlleva tanto para la madre como para el hijo que está por nacer.
“La Fundación lleva un año trabajando con la Dirección de Asuntos Internacionales de Directemar. En este trabajo hemos estudiado las brechas y las oportunidades que existen, cómo derribar cada una de estas barreras y dentro de estas conversaciones con la Seremi del Trabajo, que ha participado de la mesa de trabajo para construir un proyecto piloto, nunca se había hablado: el embarazo”, señaló Raquel Meza, gestora de la iniciativa y presidenta de la Fundación Mascarona.
A su juicio, la protección legal de la madre está resguardada en los trabajos que se dan en tierra firme pero en el mar la situación es muy diferente. “Cuando se tiene esta conversación en tierra no pasa nada porque trabaja administrativamente o tiene un trabajo que no pone en riesgo la vida del bebé. En un buque, la vida de ese niño o niña y de la madre está en riesgo desde que supo que estaba embarazada”, explicó Raquel Meza.
La iniciativa se gestó tras una serie de conversaciones donde se le preguntó a la presidenta de la Fundación Mascarona qué indicaba el convenio de trabajo marítimo firmado en el 2006 sobre la mujer embarazada. La respuesta fue categórica: no dice nada. “Qué recomienda la ITF a nivel mundial en relación a este tema, poco y nada. El problema está aquí instalado cuando tiene que subir o bajar escaleras, cuando las condiciones climáticas son complejas y puede haber una caída que podría terminar en un aborto, poner en riesgo la vida de esta mujer y su hijo en altamar”, indicó Meza.
Esta iniciativa se basa a partir de un caso real de una segunda oficial que supo de su embarazo mientras estaba embarcada. En condiciones normales lo primero que se podría pensar es que al conocer su estado la bajan del buque y le dan un trabajo administrativo. “Esto es un problema importante porque significaría inventar un puesto que no existe. Otra cosa es que ella trabaja embarcada y es lo que sabe hacer, navegar. Lo otro es que vive muy lejos de dónde se encuentran”, explicó la presidenta de la fundación.
“Acá tenemos otro problema porque el buque no puede moverse sin ese cargo así que durante esos siete meses la empresa deberá contratar a otro segundo oficial para que suba y tome su cargo. La empresa por esos siete meses estará pagando doble sueldo y el costo adicional será muy alto. En este escenario no podemos decir que se puedan subir cinco mujeres a un buque porque sabemos lo que podría pasar, existe un costo adicional muy grande”, reconoció Raquel Meza.
La solución al problema vino luego de conocer cómo maneja este tema la Autoridad Marítima. Cómo hicieron para insertar a la mujer y cómo se trabajó el tema del embarazo. “Cuando una mujer se entera que está embarazada la bajan de manera inmediata y la cambian por alguien que tiene dentro de sus reparticiones y lo suben al buque. A la mujer la ubican en un trabajo administrativo donde ella viva porque, por suerte, tienen reparticiones por todo el país”, explicó.
“Cuando esta conversación ocurre veo que estos modelos se pueden replicar y veo cómo esos modelos se pueden aplicar. Me reúno con Terminal Pacífico Sur, donde su encargada de operaciones es una segunda oficial, y uno se da cuenta que existe una conexión que podría hacer que todos ganemos. En TPS señalan que quizás podrían aportar y que esa persona podría serles muy útil”, recordó Raquel Meza.
Tras largas conversaciones se logran estos acuerdos de buenas intenciones para señalar que si una mujer está embarazada será la Fundación Mascarona quien la va a tomar, que además esta madre nunca va a estar desvinculada de la empresa mandante, y que se instalará en comisión de servicio en esta otra empresa durante siete meses.
Para Raquel Meza, a pesar de los nuevos tiempos que se viven en materia de equidad e igualdad, existe una suerte de resistencia cultural a las mujeres en la industria marítima portuaria. “Hay muchas brechas. Por ejemplo en la infraestructura está la pregunta si es que las naves están preparadas para las mujeres. Muchas mujeres que navegan pueden hacer muchas cosas a bordo, a veces se hace el comparativo de la fuerza pero hoy día la automatización ha cambiado eso”, señaló.
En su opinión esto puede ser el inicio de algo muy importante y espera que otras empresas puedan sumarse, sobre todo pensando en que grandes consorcios están motivando la participación femenina porque actualmente lo ven como un tema de sostenibilidad en la industria marítima portuaria.
“Creo mucho en los modelos de inclusión que tiene la Armada porque ellos ya tuvieron que pasar por todo esto y funciona perfecto, entonces por qué no hacerlo acá. No nos podemos quedar atrás”, concluyó Raquel Meza, presidenta de la Fundación Mascarona.