Con “cracker” romperán el nudo más difícil del transporte marítimo
Si las cosas van como quieren Hans Bredrup y los fundadores de Pherousa, el mundo podría ver barcos libres de emisiones en un futuro razonablemente cercano. La palabra clave es “cracking”.
Agenda Marítima estuvo en la Cumbre del Hidrógeno Verde en Santiago donde unos cincuenta expositores y un extenso programa de conferencias analizaron un tema común: la producción y uso de hidrógeno verde. Uno de los expositores fue Hans Bredrup, un agente marítimo noruego con sede en América Latina, quien habló sobre una tecnología para modificar el sistema de propulsión de los barcos mediante el cracking, un proceso químico por el cual se quiebran las moléculas de un compuesto para producir compuestos más simples.
“El hidrógeno es el único combustible que produce cero emisiones pero ocupa mucho espacio. Resolvemos el problema del almacenamiento utilizando amoníaco como medio para el hidrógeno. Por ello, los barcos deben estar equipados con tanques para almacenar amoniaco. El secreto está en la tecnología “cracker”, una unidad que convierte el amoníaco en hidrógeno según sea necesario. En el proceso posterior, en las pilas de combustible, el hidrógeno se convierte en energía eléctrica que alimenta el sistema de propulsión y el escape es agua pura”, explica Hans Bredrup.
La tecnología de “cracking” de la que Pherousa posee los derechos fue desarrollada en colaboración con la empresa griega Helbio, especializada en tecnología terrestre de craqueo de hidrocarburos a hidrógeno durante más de 20 años. Ambas compañías desarrollaron un “cracker” que convierte el amoníaco en hidrógeno en el mar. Un prototipo se probó en mayo de 2022 y se cumplieron todas las expectativas.
“El objetivo es construir una instalación piloto de 300-400 kW que estará operativa a mediados de 2024. Para ello se necesita más dinero”, afirma Hans Bredrup. Pero antes de continuar, volvamos al punto de partida.
Experiencia marítima
Hans Bredrup comenzó su carrera en Western Bulk en Oslo hace 25 años. Después de unos años allí fundó su propia empresa de corretaje especializada en carga seca. En 2015, se asoció con Affinity Shipping, que tenía su sede en la oficina de RS Platou en Londres. Hoy en día, Affinity cuenta con 180 corredores en 22 oficinas en todo el mundo. Hans Bredrup es uno de los 25 socios de la empresa.
Pherousa fue fundada hace tres años en Oslo por Vasilis Besikiotis y Tonny Thorsen. Besikiotis tiene un doctorado en química y dentro de sus áreas de especialización se encuentran el amoniaco, hidrógeno y pilas de combustible. Thorsen viene del mundo comercial del transporte marítimo con experiencia como director ejecutivo en Western Bulk Carriers, así como puestos directivos en Claveness y Mid Ship.
El objetivo de Pherousa es desarrollar opciones de propulsión sin emisiones para la flota oceánica. Cuando surgió la necesidad de más capital, Hans fue invitado a unirse a la propiedad y al mismo tiempo asumió el cargo de presidente. Ahora pasa gran parte de su tiempo en Pherousa. Entre otras cosas, para convencer a los armadores de que es prudente invertir en tecnología verde.
“Encuentro buena voluntad y comprensión de la necesidad de tecnología verde, pero cuando se trata de invertir en el cambio ecológico, el interés entre los armadores cae. Esta es una de las razones por las que comencé en Chile, precisamente para dejar que los clientes de carga controlen qué barcos y, por tanto, qué emisiones quieren manejar con su carga hasta que llegue al destinatario”, dice Hans Bredrup.
Perú también es un área interesante en este contexto, ya que es un importante centro y tránsito para las exportaciones e importaciones marítimas tanto de Estados Unidos en el norte, Asia en el oeste y Chile en el sur.
“Este transporte de mercancías supone grandes emisiones de CO2. Con nuestra tecnología, las emisiones no sólo se reducirán, sino que se eliminarán por completo”, afirma.
Actualmente está trabajando en la obtención de financiación para el proyecto piloto, que se basa en las pruebas exitosas del prototipo. Si todo va según lo previsto, la instalación piloto de 300-400 kW debería estar lista para realizar pruebas en junio de 2024, dependiendo de la voluntad de los inversores.
“Si el piloto tiene éxito, estaremos listos para realizar pruebas comerciales a gran escala. Es cuando comienza la diversión”, dice.
Desde principios de año, Pherousa también ha estado trabajando con Deltamarin en Finlandia para diseñar los futuros graneleros que serán 100% eléctricos y, por tanto, cero emisiones. La tecnología a bordo es el sistema de craqueo de Pherousa. Los barcos tendrán 63.000 toneladas de peso muerto cada uno y navegarán en la ruta entre Chile/Perú y Asia. Teco 2030 ha sido elegida como proveedor de pilas de combustible que están sujetas a la aprobación final por parte de DNV. Entonces lo único que falta es una financiación total.
Pero Hans Bredrup es optimista: “si podemos lograrlo, estaremos cerca de botar el primer barco de aguas profundas libre de emisiones”, afirma con entusiasmo.
Grandes ambiciones en Chile
Tener que cambiar al uso de amoníaco como fuente de energía no está exento de desafíos. Si se quiere preservar la línea de cero emisiones, debe aplicarse a toda la línea de producción. El amoníaco debe producirse utilizando energía de cero emisiones y las posibilidades son muchas en Chile. Tanto en el norte como en el sur del país hay varios proyectos en marcha en los que norteamericanos y asiáticos ya han realizado grandes inversiones. Norsk Statkraft es una de las empresas internacionales que están en el campo en el norte.
Hace ya tres años, en noviembre de 2020, el gobierno chileno lanzó su Plan Nacional Estrategia de Energía Verde con el objetivo de que el país produzca el hidrógeno verde más barato del mundo para 2030, esté entre los tres principales exportadores del mundo para 2040 y tenga una capacidad de electrólisis de 5 GW para 2025. En el mismo plan, se trazó un plan de acción para acelerar el uso de hidrógeno verde en importantes industrias nacionales para 2025. Esto se aplica particularmente al sector minero, donde el uso de combustibles fósiles (principalmente diésel y gas natural) debe ser reemplazado por hidrógeno verde, no solo en la producción, sino también en equipos como excavadoras, camiones y autobuses.
“No hay duda de que las ambiciones son grandes, pero en este país las oportunidades también son grandes debido a las condiciones naturales”, concluye Hans Bredrup.