Barcos remolcadores destacan como alternativa de seguridad para operaciones navales
Las embarcaciones escoltas juegan un rol clave para prevenir accidentes originados por condiciones irregulares de las aguas, imprevistos mecánicos o problemas de navegación, entre otros.
La exigencia de más medidas de seguridad para las operaciones navales, y en todos los rubros productivos, se está convirtiendo en una tendencia a nivel mundial. Esto cobró todavía más relevancia luego de la tragedia naval de Baltimore, en la que un buque de transporte de carga derribó el principal puente de la ciudad tras chocar con él.
De hecho, no es la primera vez que un accidente nos recuerda la importancia del uso de remolcadores. En 1989, después del accidente de Exxon Valdez en Prince Willian Sound en Alaska, que culminó con el derrame de 38.800 toneladas de crudo al océano, se implementó la Ley de Contaminación por Petróleo de 1990, que exige remolcadores escoltas para los buques cisterna.
Y si bien, esa situación calificaba como una operación de alto riesgo, hay varias más que, al desarrollarse en un ambiente fluvial o naval también adquieren esa categoría, requiriendo así de más opciones para aumentar la seguridad.
En ese sentido, entre las alternativas más eficientes para responder a esos requerimientos destacan las naves remolcadoras o escoltas: embarcaciones que acompañan a otras ayudan a mejorar la navegación de un barco, previenen accidentes y disminuyen los riesgos de maniobras compleja.
En la actualidad, Chile cuenta con una gran capacidad ingenieril y logística para fabricar este tipo de naves. De hecho, varios de los remolcadores construidos en Valdivia, en específico, en dependencias de ASENAV, hoy están mejorando los estándares de seguridad en distintos países del mundo.
Desde la compañía, enfatizan el rol clave que juegan los remolcadores, sobre todo para operaciones que se desarrollan en un país tan particular como el nuestro. Germán Schacht, gerente comercial de ASENAV afirmó que “en Chile somos un país con 56 puertos, 10 estatales y 46 privados. Tenemos, además, una extensa costa de más de 6 mil kilómetros que nos hace depender del transporte marítimo y fluvial: un área donde tenemos el deber de preocuparnos por la seguridad”.
El vocero de ASENAV también destacó el rol de las naves escoltas pues “resultan una excelente alternativa para disminuir riesgos, por ejemplo, las salidas y llegadas a los puertos por zonas de navegación complejas; para ejecutar maniobras de alta complejidad; o para ayudar a mover naves con alguna falla mecánica, desperfecto o maniobras de salvataje”. Agregó que “puertos de gran importancia para el mundo, como el de Vancouver; los que se ubican en el Canal de Panamá; el puerto de Malmö en Suecia o el puerto de Qingdao en China, están tomando precauciones con una fuerte inversión en remolcadores”.
Por lo mismo, Schacht también realizó un emplazamiento para poner el foco en la prevención. “La invitación que hacemos es a usar todas las herramientas que tenemos disponibles, como los remolcadores escort, para asegurar una correcta salida de los barcos hasta zona segura y no lamentar accidentes en el futuro”, concluyó.